Juan Vte. Santacreu -23/11/17- Priorizar las necesidades y optimizar los recursos nos conducen indefectiblemente por la senda más certera hacia el éxito.
Imagina por un momento que el tarro vacío de la fotografía es tu vida, o tu familia, o tu ciudad, e incluso tu país, puede ser lo que tú quieras, también puede ser algo intangible de la sociedad como la Educación, la Justicia, las obras públicas, el gasto político, etc.
Pues bien, te propongo un ejercicio muy sencillo, que no simple, que leí hace tiempo en una revista educativa de Cambridge. Se trata de llenar el tarro con los elementos que he preparado: 5 pelotas de golf que simbolizan las cosas más esenciales, un puñado de canicas que representan muchas cosas importantes que se complementan en muchos casos con los elementos más esenciales, y unos 300 gramos de arena que representan las cosas más triviales y sin importancia del día a día. Todos los elementos de la foto caben físicamente en el tarro siempre y cuando lo llenemos correctamente. Sólo hay una forma y un orden de llenarlo.
Es obvio que si primero llenamos el tarro con las cosas más triviales y sin importancia del día a día, es decir la arena, ésta si irá depositando en el fondo cubriéndolo con unos 3 cm de espesor. Si luego añadimos las canicas, que representan las cosas más o menos importantes, evidentemente se posarán sobre la arena ocupando la mitad del tarro. Ahora ya puedes imaginar que las 5 pelotas de golf no cabrán en el tarro y es una lástima porque precisamente representan las cosas fundamentales e imprescindibles.
Para llenar el tarro, que te recuerdo que puede simbolizar lo que tú quieras, primero debemos poner las pelotas de golf ya que ocuparan cómodamente todo el espacio, luego las canicas que irán cubriendo pequeños espacios que han dejado las pelotas de golf, y por último echaremos la arena, que seguro que se acomodará entre los pequeños huecos que las cosas importantes han dejado.
Si la Educación de España la simbolizamos en el tarro del ejercicio, verás que es un claro ejemplo de lo que no se debe hacer. Durante cuarenta años hemos llenado el tarro del currículum educativo de imbecilidades, dialectos tribales, mariconadas y demás hierbas endogámicas de nuestras queridas cavernas autonómicas dejando fuera las materias esenciales. El tarro tiene la capacidad que tiene y por tanto es un problema de optimización de recursos, aprender gilipolleces y lenguas inútiles quita tiempo y dinero para aprender cosas útiles.
Dicen los científicos que el cerebro es el órgano más perfecto que ha creado la naturaleza, quizá lo que muchos no saben es que el cerebro funciona con la práctica de mi tarro ya que siempre da preferencia en su funcionamiento a las partes vitales más importantes de nuestro cuerpo sacrificando, si es necesario, otras áreas prescindibles.
Por todo ello, no es de extrañar que en España haya tantos tontos con el tarro mal llenado y tengamos tantos imbéciles con derecho a voto.
Así lo pienso y así lo digo
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Hace tiempo lei un un enfoque parecido sobre la familia y si lo pusieramos en practica en muchas situaciones de la vida nos iria mejor a todos.
Lo a explicado muy bien Sr. Santacreu
Es cierto, hay muchos ejemplos como este del tarro que vienen a enseñar lo mismo y es que la mayoría nos olvidamos, en muchas ocasiones, de las cosas importantes y nos entretenemos con la imbecilidades.
Gracias por tu opinión
Ya podrian aplicar los politicos esta enseñanza al sistema educativo en España y no tendriamos tantos ninis vagando y vagueando por ahi.
Bonita historia, me ha encantado, gracias JV por sus post, son muy interesantes.
Ana, no lo verán tus ojos, a los políticos les interesa ciudadanos con el «tarro lleno de imbecilidades».
Muchas gracias Ana por leerme y participar