Los bancos y los cajeros automáticos

2/3/2022 – Pronto o tarde tenía que ocurrir y ya estamos en ello, millones de usuarios de la banca se quejan, y algunos en voz alta, de que los bancos están cerrando sucursales en toda España acentuando los problemas de la España vaciada. Pero no es lo único, en las ciudades también están sustituyendo muchas oficinas bancarias por cajeros automáticos.

Esta estrategia bancaria está ocasionando muchos problemas a todo el sector de la población de mayores que difícilmente pueden realizar operaciones bancarias al no estar muy puestos con las tecnologías digitales e informáticas.

Primero quiero analizar el término de la “España vaciada”. Es una expresión que está de moda porque a la izquierda le encanta esta consigna para recaudar votos de la España rural. Justo todos los que se quejan de las nuevas políticas comerciales de la banca y la mayoría de jubilados que están levantando la voz son votantes de izquierdas, y justo todos ellos son los que siempre han exigido que se debieran subir los impuestos a los bancos y a los que más dinero tienen.

Pues eso, los impuestos se han ido subiendo a la banca y éstos han efectuado todos los reajustes laborales para seguir teniendo unas empresas rentables, porque no te olvides que los bancos son empresas que buscan rentabilidad y no son unas ONG. Además debes recordar que desde hace años el dinero en sí mismo ya no tiene ninguna rentabilidad como antaño cuando los intereses rondaban el 10% o más.

Consecuencias de las subidas de impuestos a los bancos

El resultado más visible de la reacción de la banca ha sido el despido de miles de trabajadores y la anulación de todos esos puestos de trabajo sustituyéndolos por los cajeros automáticos. La consecuencia de todo esto ha sido el cierre de miles de sucursales bancarias en la España rural dando un duro golpe a la “España vaciada” dejando en estado de vulnerabilidad a millones de españoles.

Con esta nueva realidad social pregunto yo a los medios de comunicación de izquierdas que vociferan y a todos esos jubilados zurdosos, ¿y ahora de qué coño os quejáis?

Recuerda este axioma, cuando se suben los impuestos a los ricos los acaban pagando siempre los pobres.

Así lo pienso y así lo digo – Juan Vte. Santacreu

♦  Al hilo de este tema de los cajeros automáticos de los bancos y los jubilados, te dejo esta reflexión que está muy relacionado.

Análisis sobre los cajeros automáticos y la banca

El cierre masivo de sucursales bancarias en España se ha convertido en un síntoma visible de transformaciones más profundas en el sistema financiero y en la estructura social del país. Este fenómeno afecta especialmente a la llamada «España vaciada», un concepto convertido en consigna política que busca agrupar el malestar de las zonas rurales frente al abandono institucional. Sin embargo, detrás de esa expresión popularizada por la izquierda se esconde una contradicción evidente: buena parte de quienes protestan hoy por la retirada de servicios esenciales han apoyado durante años políticas fiscales que han presionado económicamente al propio sector bancario.

La banca, como cualquier empresa privada, responde a los incentivos y restricciones del entorno. En un contexto de tipos de interés históricamente bajos —donde el dinero ha dejado de ser rentable por sí mismo— y con un aumento constante de impuestos y cargas regulatorias, las entidades han optado por maximizar eficiencia reduciendo costes. La digitalización se ha convertido, por tanto, en una vía obligada. El resultado es una transición acelerada hacia modelos de atención automatizada y una reducción drástica de la red de oficinas físicas.

Este ajuste empresarial ha generado un impacto social significativo. Las personas mayores, menos habituadas a las tecnologías digitales, se encuentran en una situación de vulnerabilidad creciente, con dificultades para realizar operaciones básicas. En el ámbito rural, donde la despoblación ya genera carencias estructurales, la desaparición de sucursales agrava el sentimiento de abandono.

Lo paradójico es que muchos de los colectivos que ahora alzan la voz son los mismos que defendieron políticas que han contribuido a esta situación. La subida de impuestos a la banca ―presentada como un acto de justicia social― ha terminado por trasladarse, como suele ocurrir, al ciudadano medio. Y aquí emerge una lección política elemental: cuando se grava en exceso a las empresas con la expectativa de que «los ricos paguen más», el coste real acaba repercutiendo sobre quienes dependen de esos servicios.

 

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