Twitter en estado terminal #twexit @NathaliePicquot @TwitterEspana

Las políticas “politizadas” de Twitter ha cabreado a la comunidad internacional de usuarios de Twitter, basta leer el hashtag #twexit para comprobarlo. Twitter en estado terminal.

4/1/2021 – Desde el día 3 de junio de 2020 que me suspendieron la cuenta de Twitter sin alegar ningún motivo he tenido mucha paciencia hasta hoy, pero esta semana he decidido poner fin #twexit. A lo largo de estos siete meses lo intenté todo, les pedí por favor que me dijeran el motivo para rectificar y no obtuve resultados, les supliqué y no conseguí nada. Sólo recibí correos automáticos para entretenerme. Es una práctica común, Twitter te suspende, te chulea y se descojona, y eso personalmente me encabrona.

Debes saber que cuando Twitter te suspende una cuenta te dice inmediatamente los motivos pero si no lo hace enseguida es porque te ha suspendió por cuestiones políticas al servicio del Gobierno de Pedro Sánchez a través de Newtral y Maldita.es. Twitter suspende cuentas de usuarios de izquierdas y derechas, no importa la ideología pero nunca suspende cuentas afines al Gobierno. El motivo ya lo he contado en algún artículo, Twitter evita así pagar impuestos millonarios en España.

Lo cierto es que con tanta censura Twitter se está quedando sin contenidos, no importa en qué momento entres en esa red social para comprobar que se ha convertido en una “Cámara de eco” o jaula de grillos cabreados. No sé si te has dado cuenta que mis seguidores colaboran en ello y todos los tuits que publican de mis artículos sólo lo hacen con el titular incompleto… para redirigirlo a Gab. No importa en qué momento entres en Twitter para comprobar que ya no hay noticias, tendencias, TT o Trending Topics relevantes, sólo temas inocuos.

A pesar de todo lo que te he contado debes saber que sigo pidiendo, ahora exigiendo, a Nathalie Picquot y a Twitter la devolución de mi cuenta. No es para utilizarla, es cuestión de dignidad. Seguiré en pie de guerra hasta que lo hagan. ¿Quién crees que va a perder más?

Si deseas leerme puedes seguir haciéndolo en este blog, en Gab y próximamente en Parler que ya está en español.

Pero hay vida y mundo fuera de Twitter y desde luego más amable. Esta semana he hablado en las redes sociales de mi artículo los santos inocentes –asesinos de ETA y colaboradores de Pedro Sánchez-. Como de costumbre cada vez que se acerca la fecha del 28 de diciembre los recuerdo.
También he publicado hace una semana el artículo Twitter pierde popularidad y usuarios y ya lleva 12.000 visitas en siete días. Si te interesa la economía y eres inversor en bolsa quizá te interese el artículo que hoy mismo he publicado, las acciones de Twitter peligran, un análisis de lo que puede pasar este año con las acciones tecnológicas. Y como no podía faltar algún tema de cocina he escrito un nuevo apartado de recetas titulado mis comidas. Y por último, como supongo que sabes que hace unos meses he retomado la pintura les he dedicado a mis amigos, el colectivo de pintores, este post.

Y eso es todo, si este es mi último post de este año en el blog, te deseo un feliz año y que el 2021 no sea peor que este año porque con este Gobierno socialcomunista pinta de cojones.

Así lo pienso y así te lo cuento. – Juan Vte. Santacreu

Elon Musk engañó a los usuarios de X y eso le ha pasado factura

Cuando Elon Musk compró Twitter prometió una revolución basada en la libertad de expresión. Heredó una plataforma profundamente censurada, con algoritmos opacos y miles de cuentas suspendidas por motivos que nunca quedaron del todo claros. Esa promesa inicial, «restaurar todas las cuentas injustamente cerradas» generó una enorme expectativa entre quienes veían en Musk la oportunidad de devolver al viejo Twitter un espíritu abierto y plural. Sin embargo, la realidad fue muy distinta.

Aunque Musk permitió el regreso de algunas cuentas emblemáticas, la restitución no fue ni generalizada ni coherente. Muchas cuentas pequeñas, anónimas o políticamente incómodas siguieron bloqueadas. Otras fueron restauradas solo para volver a ser suspendidas después, a veces sin una explicación transparente. La plataforma mantuvo mecanismos de moderación severos y, en algunos casos, arbitrarios. De hecho, lo que cambió no fue tanto la censura en sí, sino quién controlaba la palanca de esa censura. Para muchos usuarios, la sensación fue de decepción: se prometió un sistema más libre, pero se mantuvo un modelo de control desigual.

Y esa incoherencia le ha pasado factura a la actual X. El entusiasmo inicial se enfrió. Algunos defensores de la libertad de expresión se sintieron traicionados, mientras que los críticos habituales siguieron acusando a Musk de permitir discursos peligrosos. Resultado: la plataforma quedó atrapada entre dos bandos, sin satisfacer plenamente a ninguno. Además, la percepción pública de X como un espacio «inestable» o gobernado por impulsos personales erosionó la confianza de usuarios y anunciantes.

En definitiva, Musk heredó un Twitter muy censurado y prometió más de lo que podía —o quiso— cumplir. Y esa brecha entre expectativa y realidad ha provocado la muerte lenta de X.

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