Progremierdas y la democracia zurda

Progremierdas y la democracia zurda
Progremierdas y la democracia zurda

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13/6/2021 – Me encanta el concepto de democracia que tiene la izquierda, resulta que en Madrid ha ganado Ayuso por goleada y a pesar del efecto Ayuso, todos los votantes de Vox han sido fieles y han votado al equipo de Santi Abascal, es más, han conseguido sumar un escaño, bueno, como decía, la derecha española ha ganado y las declaraciones de los zurdosos no se han hecho esperar. Resulta que si los ciudadanos han votado mayoritariamente a la derecha son unos gilipollas según Monedero, o según Tezanos los madrileños son unos tabernarios, o las declaraciones cruzando la línea roja de  Mónica García Gómez, “vamos a derrocar a este gobierno”. ¿Derrocar? ¿Derrocar un futuro gobierno que ha sido elegido democráticamente por la mayoría de los ciudadanos?

Me parece alarmante que las declaraciones de esta tipeja no se hayan hecho virales y que ningún medio de comunicación las haya puesto en primera página. Pienso que es una amenaza intolerable en un estado de derecho.

No sé qué concepto tienen todos esos bolivarianos de la democracia pero desde luego no es el mismo que tengo yo. Esta gentuza son un peligro candente para la democracia. Y no tienen complejos ni se cortan un pelo.

¡La Rata ha caído!
¡La Rata ha caído!

¡La Rata ha caído!

Sobre Pablo Iglesias ya se puede afirmar, ¡La Rata ha caído! No sé muy bien si la ratonera la puso Pedro Sánchez que la ha ido preparando desde hace tiempo, no sé si han sido los suyos o las suyas pero lo cierto es que la rata ha muerto.
Lo escribí en Gab antes de que abrieran los colegios electorales, y así ha sido.

Hoy estoy muy contento y además orgulloso de los madrileños pero no sé muy bien si mi alegría es porque ha ganado la libertad frente a los zumbados tiranos o porque ha muerto el puto roedor. ¡Por fin la rata ha caído!

BnsDías y felices. – Juan Vte. Santacreu

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A la izquierda le encanta vivir como en la derecha

La izquierda contemporánea, especialmente en su versión política, funciona como un ecosistema dividido entre dos perfiles claramente diferenciados: los creyentes y los dirigentes. El ejemplo de la Rata Pelua y su «casoplón» es solo un ejemplo. Los primeros son aquellos ciudadanos que asumen la ideología como una fe casi espiritual: creen en la igualdad absoluta, en la redistribución, en la justicia social entendida como intervención estatal y en la idea de que el poder debe corregir cada asimetría de la vida. Los segundos, en cambio, son los políticos que dirigen el movimiento, diseñan sus discursos y administran sus estructuras. Y es precisamente aquí donde aparece la contradicción esencial: los dirigentes no practican aquello que predican.

No se trata de un caso aislado ni de una excepción llamativa, sino de un patrón habitual. Los políticos de izquierdas tienden a presentar un relato moral enfocado en la austeridad ajena, la igualdad colectiva y el sacrificio compartido, mientras que en su vida privada disfrutan sin pudor de los beneficios que asocian a las clases acomodadas: viviendas exclusivas, educación elitista para sus hijos, asesorías bien pagadas, comodidad económica y un estilo de vida muy alejado de la realidad que supuestamente defienden. La distancia entre el discurso y la práctica es tan grande que, en la mayoría de los casos, sería imposible encontrar a un dirigente que viva auténticamente según los principios que exige a los demás.

Esta incoherencia genera un efecto social previsible: el creyente mantiene la fe, pero el dirigente mantiene el poder. El votante de izquierda actúa movido por un ideal; el dirigente, por la lógica del privilegio. Y así se forma un círculo perfecto: uno cree porque quiere un mundo mejor, y el otro dirige porque ese mundo idealista le permite ocupar un lugar mejor dentro del sistema que dice combatir.

En resumen, la izquierda política vive de una paradoja eterna: predica igualdad, pero practica distinción; exige sacrificio, pero disfruta comodidad. Y mientras existan creyentes dispuestos a sostener esa fe, los dirigentes seguirán viviendo —curiosamente— como los de derechas.

Para que el tiempo no borre de la memoria lo que fue la Rata Pelua y su Casoplón.

Y hasta aquí todo por hoy, otro día más y…

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6 opiniones en “Progremierdas y la democracia zurda”

  1. Era cuestion de tiempo que Podemos regresara a las alcantarillas para encontrase en su mejor ambiente, hay que estar muy tarado para apoyar a una banda de capitalistas disfrazados de comunistas. Muy buen artículo

  2. Recuerdo que hace meses lo escribiste, no recuerdo donde pero el articulo me encanto ‘el ultimo gatillazo del chepas’ y acertastes de lleno. Un saludo amigo y te sigo en Gab.

  3. Son todos gentuza de pensamiento unico y dictadores sin escrupulos. Toda mi familia hemos votamos a vox

    1. Hola Teresa, ya en su día Gila los retrató muy bien «tienen la frente tan estrecha que las ideas les entran arrastras, una por año y los años bisiestos, dos»
      Feliz día guapa y felices

    1. hola Juan, estará muy claro pero los periodistas no lo ven, quizá es porque usas gafas polarizadas 😉
      Gracias Juan y feliz día

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