
1/2/2020 – Primero que nada te propongo aclarar qué es una crisis: es una situación puntual grave y decisiva que pone en peligro la continuidad de un proyecto. El tiempo de la duración de una crisis es relativo y depende del asunto que se trate. La crisis en un matrimonio puede durar un mes, por ejemplo, en una empresa seis meses y si hablamos de economía nacional puede durar hasta tres años. Cuando el tiempo excede de estos plazos ya no se puede llamar crisis, estamos hablando de otras cosas más serias, aunque no queramos nombrarlas.
En España y a fecha de hoy aún hay personas que piensan que estamos en crisis económica ya que la productividad no termina de arrancar y aun no nos hemos levantado cuando volvemos a caer. Pues no, que nadie se equivoque, la crisis económica española apareció de la mano del muy ilustre El Idiota –José Luis Rodríguez Zapatero– y aún seguimos en ella. En 2010 escribí varios artículos en los que alertaba, y entonces parecía surrealista, que no íbamos a ver la luz al final del túnel hasta 2.018 y que cuando saliéramos del subterráneo no íbamos a estar como estuvimos en 2.007. Entonces mis escritos parecían fuera de lugar y sin fundamentos y hoy demuestran que me quedé muy corto.
Es cierto, España no está en crisis, estamos en un estado de pobreza generalizada y progresiva. Lo bueno de las crisis es que por muy graves que estas sean, siempre se sale y la situación se puede reconducir, en cambio de la pobreza generalizada es prácticamente imposible salir. Solo reduciendo gasto de chiringuitos y aumentando la productividad se puede hacer frente a cualquier situación por pésima que ésta sea. Y en España ninguna de las dos cosas está previsto que se hagan.
Solo me falta añadir que las crisis económicas solo las sufren los países capitalistas, en cambio la pobreza generalizada es propia de los países comunistas. Viendo que España en estos momentos va a ser dirigida por comunistas solo puedo afirmar, ¡bienvenido a la pobreza generalizada!
Así lo pienso y así lo digo. – Juan Vte. Santacreu
Quizá te guste leer estos pensamientos que he escrito en otros medios:
Análisis reflexivo sobre la pobreza generalizada en España o la crisis económica
Este artículo plantea una distinción muy interesante —y poco habitual en el debate público— entre crisis económica y pobreza generalizada. Y acierta en algo fundamental: una crisis, en sentido estricto, es un fenómeno puntual, intenso pero acotado, del que se puede salir mediante ajustes, reformas y recuperación. La pobreza generalizada, en cambio, no es un pico temporal, sino un estado estructural que se cronifica y que, una vez instaurado, es tremendamente difícil de revertir.
En España se habla constantemente de «crisis», como si esa palabra bastara para explicar la degradación económica y social que muchos sienten en su día a día. Pero llamar “crisis” a algo que dura más de una década es, como mínimo, un autoengaño colectivo. Cuando el estancamiento se combina con pérdida de poder adquisitivo, dependencia creciente del Estado, impuestos asfixiantes y un tejido productivo que se debilita, no estamos ante una crisis: estamos ante un empobrecimiento progresivo.
La reflexión apunta a dos factores principales: el gasto político improductivo y la falta de apuesta por la productividad real. Y el problema no es solo económico: también es cultural. Un país que normaliza el subsidio como modo de vida, que demoniza la creación de riqueza y que permite que la política colonice la economía, inevitablemente avanza hacia un modelo semejante al de los sistemas colectivistas. Y la historia lo demuestra: cuando la ideología sustituye a la eficiencia, la prosperidad desaparece.
En ese sentido, la conclusión del análisis tiene un tono provocador, pero señala algo evidente: si las decisiones políticas van en dirección contraria a la creación de riqueza, la pobreza no será un accidente… será el destino.
Puedes seguirme en: